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  • Carmen con uVe

Una casa lejos de casa


Cuando uno viaja durante largos periodos de tiempo deja de tener una dirección permanente, una casa, lo que algunos llaman un hogar. Lo mismo ocurre cuando uno se va a vivir a otro país, a sumergirse en otra cultura lejos de casa. Sin embargo, el viajero aprende rápidamente que el hogar no es un lugar en concreto. El hogar es allí donde uno se siente bien, confortable, seguro y amado, y esto se puede encontrar en casi cualquier lugar. El calor del hogar suele asociarse a un olor, un sabor, un beso y, sobre todo, un abrazo. A menudo, un hogar es una persona, o varias, los seres queridos cuya presencia te hace sentir como en casa.

Llevábamos más nueve meses viajando cuando cogimos el avión rumbo a Australia, el lugar más lejos de "casa" donde habíamos estado jamás. Un país lejano, donde descubriríamos animales y plantas desconocidas y únicas, y donde veríamos por primera vez a los aborígenes, de peculiares rasgos físicos, y cuya cultura es considerada la más antigua de la humanidad. Un lugar tan distinto y que, a la vez, sentiríamos tan cercano. En Australia estaríamos acompañados todo el tiempo por viejos amigos, de esos que te hacen sentir como en casa, los que traen a la memoria olores, sabores, imágenes y abrazos que te recuerdan donde está el hogar. Y es que Australia sería durante seis semanas "nuestra casa lejos de casa".

Desayunando, mejor que en casa.

Welcome to Western Australia!

Aterrizamos en Perth y nuestro amigo Miguel nos esperaba en el aeropuerto. Esa imagen fue lo más parecido a "volver a casa" que habíamos vivido desde que dejamos Asturias en octubre de 2015. Del choque que vivimos al volver al mundo occidental en la otra parte del planeta, os hablamos en nuestra entrada Welcome to Australia.

El merecido descanso que tanto esperábamos después de cinco locas semanas en India y nueve meses de viaje se tuvo que hacer esperar un par de semanas ya que estaba todo listo para nuestra aventura por la costa oeste de Australia, que se convertiría en uno de los puntos fuertes de nuestra vuelta al mundo.

PERTH Y FREMANTLE

Perth es la capital de la región más grande del país, conocida como Western Australia (Australia occidental) y que ocupa casi la mitad del territorio de esta gigante "isla". Es una ciudad en medio de un territorio casi despoblado, ya que la mayor parte de la población australiana se concentra en las grandes ciudades de la costa este, la más conocida y visitada por los turistas. Aún así, Perth es una de las ciudades más importantes del país e importante centro financiero. En el centro de la ciudad podemos ver altos edificios de oficinas donde tienen su sede importantes compañías mineras de todo el mundo.

La ciudad vista desde Kings Park

Al igual que ocurre en los EEUU, las ciudades australianas no son conocidas por sus edificios históricos. El país es relativamente joven y su historia no tiene más que unos cientos de años. Y desgraciadamente, el origen de la Australia actual está ligada a uno de los episodios más oscuros de la historia colonial británica. No obstante, Australia es sin duda un país que merece la pena visitar por naturaleza. Su flora y fauna son únicos y hay que saber leer la historia de este continente en su tierra, uno de los suelos más antiguos del planeta.

Esto no quiere decir que no haya nada que ver en Perth. De hecho, es una ciudad muy agradable con bonitas playas, un río navegable, grandes parques donde pasar las tardes y los fines de semana con amigos haciendo barbacoas y algún que otro barrio donde se puede salir a tomar una cervezas, como Northbridge y Leederville.

A quien esté de paso por la ciudad le recomendamos visitar la Bell Tower (Torre de la campana), principal atractivo turístico de la ciudad. Este moderno edificio construido en cristal alberga un pequeño museo donde se exhiben 18 campanas de interés histórico que siguen funcionando en la actualidad. Doce de estas campanas tienen 600 años de antigüedad y fueron traídas en 1988 de una iglesia de Trafalgar Square en Londres.

Durante la visita guiada el guía se enorgullece de presentarnos las campanas más antigua del país (aunque no fuesen construidas aquí) y enseñarnos el funcionamiento de las mismas. Desde lo alto de la torre se puede ver parte de la ciudad. Aunque si uno quiere tener una bonita vista de Perth y el río, lo mejor es subir a Kings Park.

En el centro de la ciudad hay una gran zona comercial, para quien le guste ir de compras así como una buena oferta de museos. Os recomendamos el Art Gallery of Western Australia y el PICA (Perth Institute of Contemporary Arts)

Unida a Perth se encuentra Fremantle (también conocida como Freo), que ,aunque ciudad independiente, parece más bien un barrio de la misma ciudad. Con más de 25000 habitantes, Fremantle es el "barrio hipster" de Western Australia y visita obligada si uno está por estas latitudes. Hay que pasarse por el mercado de Freo, que se encuentra en un edificio de estilo victoriano; visitar la cárcel, uno de los monumentos preferidos por los turistas; pasear por el puerto y llegar hasta The Round House, antiguo centro de detención y edificio público más viejo de Western Australia. El viajero no puede irse sin tomar una birra en la cervecería Little Creatures. Además de fabricar cerveza, sirven comidas y organizan visitas guiadas para descubrir sus instalaciones y degustar sus cervezas.

Nos pasamos una semana en Perth descansando después de las dos semanas de roadtrip por la costa oeste en las que anduvimos ni más ni menos que 5000Km. Para ser totalmente sinceros, de la ciudad vimos más bien poquito. Nos pasamos la mayor del tiempo en casa de nuestro amigo, disfrutando de los pequeños placeres del hogar como cocinar, comer comida casera, ver series, pelis y tomarnos algún que otro vinito. Puede que no sea más que una excusa pero es que visitamos Australia en pleno mes de julio (invierno austral), llovía un poquito y hacía "frío". Pero sobre todo porque teníamos ganas de casita, de descansar, de sofá y manta, de mimitos y de hogar.

Habían pasado ya tres semanas y aún nos quedaba mucho que ver en Australia. Teníamos un avión que nos llevaría al otro extremo del país a reencontrarnos con otra vieja amiga. Aún así nos costó mucho dejar Perth. Esas tres últimas semanas habían sido muy especiales y nos habíamos acostumbrado otra vez al calorcillo del "hogar". También nos daba pena despedirnos de Miguel. Sabíamos que, como ocurre desde que se vino a vivir a las antípodas, tardaríamos mucho en volver a vernos. Al fin y al cabo, los que emigran a países como Australia son los que mejor saben lo difícil que es encontrar esa sensación de hogar cuando se está tan lejos. Son pocos los amigos y familiares que te visitan y, por desgracia algunos se pasan meses, incluso años sin volver a verlos. Es el precio que tenemos que pagar los que disfrutamos de otras culturas y otras formas de vida, los que deseamos conocer el mundo y aprender de nosotros mismos desde otras perspectivas. Como dijo Marcel Proust: "El verdadero viaje del descubrimiento no consiste en ver nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos".

Continuará...

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