Tras partir de Vilnius y hacer trasbordo en Riga, llegamos a San Petersburgo, antesala que será de nuestro viaje Transmongoliano, tras 16h en autobuses de la compañía Lux Express (recomendables 100%), no si antes cruzar nuestra primera gran frontera entre la unida Europa y Rusia.
Ya en la ciudad de los zares, lo primero es sacar rublos y a continuación dirigirse al hotel Nebsky Comfort, que servirá de base de operaciones durante nuestro par de días aquí. Para nuestra sorpresa en el hotel no hablaban inglés pero con un poco de paciencia y un mucho de tecnología (gracias Google Translator que nos sacarás de más de un apuro) nos hacemos entender.
Ya con el traje de faena de turista y cámara en mano el día transcurre visitando los rincones más emblemáticos de la ciudad, comenzando por la preciosa Catedral de la Sangre Derramada y los bonitos jardines cercanos, los exteriores del imponente Palacio de Invierno de los zares, la colosal Catedral de San Isaac (donde estaban rodando una película) y paseando por la ventosa orilla del río Neva.
En el tema gastronómico, descubrimos la comida caucásica detrás de la Catedral de Kazan en el fantástico (aunque caro) restaurante Mamalbiga y cenamos un menú
vegetariano en Las Veggis (también caro) justo al lado de nuestro hotel (y como nos fuimos en el presupuesto, el segundo día decidimos ahorrar y comemos de bocata y cenamos por muy buen precio en un bufé en las inmediaciones de la estación).
Cualquiera que sepa un poco de San Petersburgo sabrá que no se puede marchar sin visitar el Museo del Hermitage ni sin pasear por el Fuerte de San Pedro y Pablo en la otra orilla del río. Y como tiene razón, eso es lo que hicimos en nuestro segundo día.
Las mañana trascurrió en el imperial Palacio de Invierno que alberga el Museo del Hermitage. La entrada las sacamos en el mismo día en las máquinas que hay a la puerta (son verdes y se pueden poner en inglés). Tras pagar los 600 RUB y saltarnos la cola de turistas que esperaban sacar las entradas directamente en taquilla comenzamos la visita de este colosal edificio, que en si mismo ya es impresionante, con una arquitectura que nos deja boquiabiertos y con una decoración propia de los zares. Además la colección de obras de arte que alberga el museo es riquísima, tanto en pintura como en escultura. Dicen que si quisieras ver todas las piezas y dedicar tan solo un minuto a contemplarlas tardarías ¡8 años! La verdad que nosotros solo estuvimos unas 3 horas, y tal vez aburridos de la cansina voz del audio-guía que llevábamos decidimos continuar nuestro camino.
Por la tarde descubrimos el otro lado del río, comenzando en la “playa” donde guiados por nuestra curiosidad nos acercamos a un grupo de gente con telescópicos. Se trataba del Club Astronómico de la ciudad y gracias a esa curiosidad además de poder ver el sol a través de un telescopio especial, nos hicieron una entrevista que formará parte de un video que visionaran los cosmonautas rusos en su periplo por la Estación Espacial Internacional. Con uVe de Viaje surcando las estrellas, ¡comenzamos fuerte!
Allí mismo conocimos a los también viajeros Josua y Ana, británico él y brasileira ella y juntos visitamos el interior del famoso Fuerte de Pablo y Pedro, construido para defender la ciudad de Napoleón y posteriormente hecho prisión como nos contaría Josua, nuestro guía improvisado.
Muy cerca de allí de camino al buque de guerra Aurora, símbolo de la ciudad, visitamos una exposición militar donde se expone armamento pesado desde principios del siglo XX hasta el final de la guerra fría. Allí mismo un trabajador nos regala incienso “hare-crisna” algo bastante contradictorio entre misiles y tanques… Por cierto, tras llegar a donde supuestamense se encuentra el Aurora no está y aún al escribir estas líneas no sabemos que fue de él… Misterios del viaje.
Nota de Con uVe: Durante nuestro gran viaje, probablemente no tengamos ni el tiempo ni los medios necesarios para actualizar nuestro blog de una manera constante y consistente, ni tan completa como nos gustaría. Aún así pretendemos ir subiendo entradas para que vayáis sabiendo de nuestras aventuras y no nos perdáis la pista, y en un futuro, reescribir o realizar guías mucho más completas, con detalles o información sobre visados, museos y otras cosas que por el motivo que sea creemos es mejor posponer hasta nuestro regreso.