En esta ocasión desde Con Uve de Viaje hemos cambiado el formato de nuestro viaje a un road trip. Un recorrido que nos acercará a castillos de cuento, bosques impenetrables, rutas al aire libre, naturaleza e historia de una zona aún desconocida para muchos viajeros, y que dividimos en tres etapas. Un viaje en coche de alquiler que nos transportará a través de los paisajes del parque natural germano-belga Hautes Fagnes-Eifel. Una zona bastante turística en época estival (con muchos camping) y de la que volvemos enormemente sorprendidos por sus posibilidades. Nos situamos entre las
Hautes Fagnes, la parte más alta de Las Árdenas, en el extremo sureste de Bélgica y la pequeña cordillera montañosa de Eifel en el extremo oeste del estado confederado de Renania del norte-Westfailia y partimos hacia un viaje en el que lo importante no es el destino final sino el conjunto de todo el recorrido.
Etapa 1: Camino de Monschau
El viaje en sí (sin contar la aproximación desde Bruselas) comenzó a unos 25 km al sur de Lieja en la pequeña y agradable localidad de Remouchamps en la que se puede disfrutar de unas bonitas vistas del río Amblève (el cual seguiremos en gran parte de esta etapa). También pueden visitarse unas famosas grutas (Grottes du Remouchamps) y se puede obtener información sobre la zona en la oficina de turismo.
Continuamos siguiendo la N633 y a pocos kilómetros nos detuvimos en una zona conocida como Ninglingspo. En el área se pueden realizar rutas de varias distancia, casi todas ellas bien indicadas con paneles informativos y marcas. Nosotros nos decidimos por hacer el camino más corto que te lleva a las Cascadas de Chaudière (vídeo) siguiendo el curso del pequeño arroyo que da nombre a la zona.
Sin dejar la misma carretera llegamos al siguiente alto en nuestro recorrido, Coo. Se trata de una zona enormemente turística desde donde se puede contratar numerosas actividades de aventura (Coo Adventure), disfrutar de un pequeño parque de atracciones acuático (Plopsa Coo) o disfrutar de una suculenta comida en alguno de los muchos restaurantes y hoteles que existen en las inmediaciones. Aquí además nos encontraremos con un pequeño lago con forma de herradura creado artificialmente en el siglo XVIII por los monjes de la Abadía de Stavelot al excavar un canal en el río Amblève. Esta alteración del curso del río permite que hoy encontremos aquí una cascada de 15 metros, la más alta del país en un río.
Reanudamos nuestra ruta y antes de entrar en Trois-Ponts tenemos que desviarnos a la izquierda por la N68 para llegar a Stavelot, donde su bonita plaza adoquinada, sus pequeña calles y sobre todo la abadía y sus ruinas nos permitirán viajar varios siglos en la historia del valle. Si se quiere se puede visitar las exposiciones temporales y permanentes que hoy en día alberga la abadía. Además de toda la información sobre la zona, también se puede preguntar en la oficina de información turística (en la recepción de la abadía) sobre la historia del singular carnaval de Stavelot que tiene su origen en el siglo XVI.
Continuamos hasta llegar a Malmedy, localidad conocida también por su famoso carnaval o porque desde sus calles además de contemplar bonitas casonas se pueden, en los días de carreras, oír los rugidos de los coches del muy cercano circuito Spa-Francorchamps. La diócesis de Stavelot-Malmedy formaba un enclave eclesiástico independiente tipo principado que perduró desde mediados del siglo VII hasta la revolución francesa. Tras La Batalla de Waterloo las distintas partes no llegaron a un acuerdo y Stavelot paso a formar parte de los antiguos Países Bajos mientras que Malmedy fue a parar bajo el dominio de Prusia formando junto a Eupen (de la que hablaremos en la tercera etapa) los cantones orientales. Desde Malmedy tomamos la N681 y seguimos dirección a Robertville donde antes de llegar hacemos un nuevo alto en la compuerta de un pequeño embalse. Desde aquí seguimos otra pequeña ruta por un tranquilo bosque de pinos. Tras una corta caminata, descubrimos escondido en plena naturaleza al Château de Reinhardstein. Una formidable fortaleza erigida en el siglo XIV (y reconstruida a finales de los 70) que tanto por su belleza como la del enclave donde se encuentra hacen que sin duda merezca la pena visitar.
Tras varios kilómetros y cambios de carretera cruzamos la frontera de Alemania y por fin llegamos hasta el alojamiento donde pasaríamos el fin de semana en Eicherscheid. En el camino pasamos por Monschau a donde nos acercaríamos al caer la noche para dejarnos perder por sus bonitas calles y ya que estábamos en territorio alemán decidimos cenar en un restaurante belga para poner el punto y seguido a nuestro viaje.
Etapa 2: Eifel
En el segundo día de nuestra ruta nos quedaremos en los alrededores del Parque Nacional Eifel. Una ruta circular que nos llevará por bonitas carreteras llenas de curvas, a través de bosques y pequeños pueblos vacacionales, con espectaculares miradores sobre el serpenteante embalse del Rur. Tras cruzar por primera vez sobre las aguas del embalse en Einruhr, empezamos el recorrido circular por la carretera 266 en sentido contrario a las agujas del reloj. Poco a poco vamos sumergiéndonos en la tranquilidad que nos transmite el paisaje en esta época del año, cuando el turismo estival aún no se percibe.
La primera parada es en Vogelsang IP (hay aparcamiento de pago aunque se puede dejar el coche a la entrada), un antiguo emplazamiento militar pensado como escuela de adiestramiento para futuros líderes nacional socialistas. Durante la segunda guerra mundial se usó como centro de operaciones para las ofensivas de las Árdenas. Tras el fin de la segunda guerra mundial y con la derrota de Alemania éste quedó restringido a área de entrenamiento militar bajo el control belga. Un uso que perduró hasta 2006 cuando abrió sus puertas al público civil como centro de visitantes y exposiciones y para albergar la administración y recepción de visitantes del parque. Poder pasear por sus barracones, sus antiguos edificios o su enorme cine permite reflexionar al viajero mientras se disfruta de unas magníficas vistas sobre el Parque Nacional Eifel. Además en los alrededores (al igual que en todo el parque) existen numerosas rutas que seguro no dejaran indiferente a los aficionados al senderismo.
Nuestro recorrido continua y en Gemünd cogemos a la izquierda la carretera 265 durante varios cientos de metros para de nuevo continuar a la izquierda por la L249 camino de Heimbach. Antes de llegar a esta pintoresca localidad nos encontramos con la Abadía de Mariawald, donde monjes cistercienses trapistas ofrecen al visitante una suculenta comida por un módico precio, además de la posibilidad de alojarse varios días en la casa de invitados de la abadía. Aunque hace años que no producen cerveza trapista, en la tienda se puede adquirir un licor destilado en la propia abadía o algún otro producto bajo la etiqueta de Producto Auténtico Trapista. Solo los productos de las abadías que forman parte de la Asociación Internacional Trapista pueden llevar esta denominación y por lo tanto hacer uso comercial del logo de autenticidad.
Tras este pequeño alto en el camino continuamos hasta Heimbach y vemos que existe un calvario que une la población con la abadía. Lo que más llama la atención es el rojizo castillo de Hengebach que da la bienvenida al entrar en el pueblo con una bonitas vistas sobre el pueblo y el valle del Rur. Antes de continuar nuestro recorrido reponemos fuerzas con un muy buen menú tradicional en uno de los numerosos restaurantes que existen en la calle principal.
Continuamos la ruta por la L218 y podemos darnos cuenta de que la zona en verano debe ser muy concurrida ya que existen muchos hoteles y zonas de vacaciones que ahora aparecen desiertas. Tras un pequeño desvió (L15) por el que nos adentramos al corazón del bosque, seguimos girando alrededor del embalse. Vamos ganando altura y alejándonos un poco lo que nos permite tener una nueva perspectiva del paisaje.
Seguimos por la L246 hasta que encontramos un desvio a la izquierda por la L128 que tras un descenso rápido nos acerca a Rurberg, última parada en las inmediaciones del parque. Esta ciudad vacacional llena de campings (increibles vistas aéreas) y establecimientos hoteleros todavía conserva el encanto del enclave natural donde se encuentra. Damos un tranquilo paseo a la orilla del embalse y disfrutamos de la calma que aún se disfruta en esta época del año.
El recorrido se cierra y llegamos de nuevo a Einburg donde habíamos comenzamos este recorrido circular. Volvemos sobre nuestros pasos por la L106 hasta que encontramos un desvío que nos llevará a Monschau, última parada en el día de hoy.
La segunda visita a esta pintoresca localidad alemana nos permitirá apreciar la belleza de la arquitectura típica de la zona con la luz del día, pasear a las orillas de los numerosos riachuelos que convergen aquí y visitar el castillo situado en un promontorio que funciona en la actualidad como albergue juvenil. Según va cayendo la noche, las luces comienzan a iluminar Monschau dándole un aire si cabe más romántico. Antes de finalizar el día y regresar a nuestro alojamiento decidimos tomar algo en un acogedor bar a la orilla del Rur.
Etapa 3: Hautes Fagnes
Esta etapa comenzará desandando el camino hecho el primer día hasta Robertville para allí coger la N676 dirección norte y entrar de lleno en el paisaje característico de las Hautes Fagnes, es decir Altos Páramos, con bosques y llanuras pantanosas que se extienden a ambos lados de la carretera mientras nos vamos adentrando en el parque natural homónimo.
La primera paráda será en el centro de información del parque (Botrange Nature Centre) donde nos informarán de las características de la zona y nos facilitarán toda la información necesaria para el viajero. Existen multitud de rutas señalizadas y durante el invierno se puede practicar el ski de fondo. Si se desea se puede visitar el museo donde, previo pago, se explica como evolucionaron las Hautes Fagnes con el paso de los siglos.
La siguiente parada será a poca distancia, en la Signal de Botrange, donde una estructura con forma de escalera marca el punto más elevado de Bélgica con 694m. Nos llama la atención que el punto más alto de un país no sea ni siquiera una colina, sino que este integrado en esta meseta pantanosa y bosquosa que forma el espacio natural protegido más antiguo y grande del país.
Sin alejarnos demasiado por la misma carretera llegamos al Mt. Rigi, un restaurante desde donde partimos para realizar la ruta a pie del día. Nos vamos a adentrar por la Fagne de la Poleûr. Durante unos 4 km realizamos una ruta circular que nos va adentrando en el páramo. En gran parte seguimos un camino de madera, con varios puntos de información sobre flora y fauna. El ecosistema de turberas que existe hizo que la acción humana, sobre todo a principios del siglo pasado para la extracción de turba, alterara el paisaje profundamente dejando el aspecto desolador característico que combinado con el habitual clima húmedo, frío y con niebla le imprime cierto encanto.
Desde aquí seguimos dirección norte por la N68 hasta llegar a Eupen donde hicimos una parada a comer. Eupen no tiene mayor encanto aparte de ser la capital de la zona de Bélgica en la que el alemán es idioma oficial, teniendo incluso un parlamento própio germanoparlante, sin duda complicando más la peculiar situación lingüística de este pequeño país.
Como ya mencionamos Eupen forma junto a Malmedy los Cantones del Este. Además en esta zona también se encontraba el Moresnet Neutral, una pequeño territorio (que incluía una valiosa mina de cinc) sobre cuya soberanía los antiguos Paises Bajos
y Prusia no llegaban a un acuerdo por lo que pasó a ser un territorio neutral de soberanía compartida desde 1816 hasta 1919.
Dejamos Eupen y nos dirigimos por la N61 dirección Spa cuando nos encontramos por sorpresa con una pequeña ciudadela amurallada en lo alto de una colina. Se trata de la parte vieja de Limburgo, una pequeña joya que cualquier viajero sabrá apreciar, con su plaza central adoquinada, sus tranquilas calles, la bonita iglesia o su más que singular cementerio.
En nuestro camino a Spa continuamos por carreteras comarcales secundarias (para evitar el paso por Verviers) y pasamos muy cerca del Lac de la Gileppe pero continuamos sin detenernos hasta las Termas de Spa, con un origen que se retorna a las épocas romanas. A pesar de ser el origen de esta palabra propia para catalogar este tipo de establecimiento, el centro termal no destaca por encima de cualquier otro de los muchos spas que existen. Aún así es un muy buen punto y final para otro buen viaje de fin de semana de Con uVe de Viaje.
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