La crisis migratoria por la que pasa Venezuela lleva ya varios meses (en realidad, años) y los medios de comunicación nos bombardean con noticias, la mayor parte descontextualizadas y que poco ayudan a entender la situación real de los venezolanos y venezolanas. Sabíamos del éxodo venezolano antes de salir de casa y lo pudimos comprobar con nuestros propios ojos en cuanto aterrizamos en Bolivia, pero sobre todo al pasar las fronteras de Perú y Colombia. Cada día nos cruzamos con muchas historias de gente que ha tenido que abandonar un país donde cada vez es más difícil vivir.
A Champion la conocimos en Santa Marta, frente a un supermercado a donde fuimos a comprar agua y sacar dinero. Al verla sabíamos que no era joven, sino más bien una vieja experimentada, con mucha historia. Champion hace ya algo más de tres años que dejó Venezuela y lleva desde entonces viajando por el continente: ha pasado (si no recuerdo mal) por Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador y ahora está descubriendo Colombia. Observa con dolor todo lo que está pasando en su país desde la distancia y ha visto como ha ido cambiando la mirada de los otros hacia ella en los últimos meses. Al principio, los venezolanos eran recibidos con los brazos abiertos en los países vecinos. Ahora, se empieza a sentir el rechazo, las miradas de desconfianza y odio de algunos. Ya son más de dos millones de desplazados y hay gente que empieza a ver a los venezolanos como invasores, como ocurre -demasiado- a menudo en las crisis migratorias. Y lo único que quiere el migrante es sobrevivir y -a poder ser- aspirar a un vida mejor.
Lo más duro para la mayoría de los venezolanos es asumir que no regresarán a su país, al menos por ahora. Para Champión el caso es parecido. Según nos han contado, las fronteras terrestes de Colombia hacia Venezuela están cerradas para los vehículos. ¡Ah! ¡Que se me olvidaba...! Champion es una carvana, de matrícula venezolana. Con ella viajan Iván y Karina que fueron los encargados de darle una segunda vida a esta vieja trotramundos. La recogieron casi en sus últimos días en una finca del sur de Brasil. Le dieron todos los tratamientos necesarios, le cambiaron las piezas inservibles y la pusieron de nuevo en marcha. Ahora, Champion lleva 3 años rodando con miles de kilómetros a su espalda, en la que sin duda está siendo la aventura más emocionante de su vida. Porque, al igual que hizo con nosotros esa mañana de noviembre, Champion ha acogido en su interior a diferentes viajeros y gente que ha compartido momentos con Karina e Iván. También ha tenido la oportunidad de conocer a muchos de los compatriotas que salieron de Venezuela y ahora cruzan a pie el continente, en busca de un nuevo lugar donde establecerse y forjar un futuro, hacia países como Colombia, Chile o Perú, con (mejores) oportunidades.
¡Qué vueltas da la vida! Hace no tantos años eran los vecinos de estas tierras los que emigraban a Venezuela en busca de un vida mejor. Iván nos contaba, por ejemplo, que sus padres fueron de aquellos emigrantes. Él es hijo de una colombiana y de un chileno que llegaron a Venezuela a trabajar duro y construir un futuro, lleno de proyectos. Hoy, la historia es al revés y los padres de Iván -tras años de duro trabajo- tienen que cruzar cada semana la frontera entre Venezuela y Brasil para abastecerse de productos básicos que ya no pueden encontrar en su ciudad. Porque esa es la gran crisis de Venezuela: el desabastecimiento de servicios, de recursos, así como la devaluación del bolívar y así un largo etcétera que hace que el día a día de los que han trabajado toda su vida sea un calvario por malvivir.
A esa misma frontera brasileña es a donde debería volver Champion si quisiera regresar a su casa, pero eso implicaría cruzar de nuevo medio continente. No obstante, volver a Venezuela ya no está en sus planes. ¿Qué sentido tendría volver a una tierra sin futuro? ¿sin oportunidades? ¿Qué podría hacer una vieja como ella en un lugar donde ya no hay piezas de repuesto?
Por el momento Champion y sus viajeros no piensan mucho en el futuro lejano, sino en disfrutar del día a día, de los pequeños placeres que les ofrecen estas tierras por las que hace años cabalgaban Simón Bolívar y San Martín a lomos de sus caballos liberando el continente.
Dedicado a Karina e Iván por su tiempo, sus conversaciones y su amabilidad.
¡Suerte en el camino, amigos!