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  • Foto del escritorEfrén Con uVe de Viaje

Una pizca de USA: dos días en San Diego


Es impresionante como dos lugares relativamente tan cercanos (apenas 200 kilómetros separan a San Diego de Los Ángeles) pueden ser tan distintos o al menos, como pueden causar una impresión tan antagónica. Llegábamos bastante desilusionados por lo vivido a nuestra llegada a California (aquí te contamos la experiencia de tres días en Los Ángeles) pero la corta visita a San Diego nos dejó una sensación totalmente distinta. Es sorprendente como la primera impresión puede cambiar completamente la percepción sobre las cosas. En nuestro caso, ésta primera impresión de San Diego fue aquel desconocido que nos cruzamos nada más posar un pié del autobús. Sin conocernos de nada, simplemente se acercó y, con una sonrisa de oreja a oreja, nos dice: “Welcome to San Diego”.

San Diego

Welcome to San Diego

No sólo fué la primera impresión lo que nos gustó de San Diego. Desde que comenzamos a callejear por sus amplias avenidas nos encantó el ambiente que se respiraba y sobre todo, el buen rollo que nos transmitieron todos los habitantes de la ciudad que conocimos o que únicamente se cruzaron en nuestro camino.

En esta ocasión, nos apetecía probar Airbnb, una forma distinta de alojamiento en viviendas privadas (de pago) y que hasta la fecha nunca habíamos usado (si aún no conoces Airbnb y quieres ganar 35€ que podrás utilizar para tu primera reserva, sigue este enlace). Las dos noches que pasamos en San Diego lo hicimos en una bonita casa en el corazón de Hillcrest, en el barrio gay de la ciudad, y es que San Diego es conocida por su tolerancia y respeto a la comunidad LGBT. Héctor, el anfitrión, nos trató genial y estuvo encantado de enseñarnos el barrio, nos recomendó un montón de bares y restaurantes muy chulos e incluso fuimos juntos a cenar una noche con él.

Hillcrest

Nuestra alojamiento de Airbnb

Desde el punto turístico San Diego tienen un montón de cosas para hacer. Muy cerca del bonito barrio de Hillcrest se encuentra el Balboa Park, el pulmón verde de la ciudad y un lugar perfecto para relajarse. Desde el parque se puede continuar hasta Gaslamp Quarter, el distrito histórico de la ciudad y donde hay un montón de restaurantes para reponer fuerzas. Con el estómago lleno lo mejor es darse un paseo por la Marina. Además de hacerse la foto con la escultura "Embracing Peace", también se pueden visitar varios de los museos (USS Midway Musseum y Museo Marítimo de San Diego) por la zona, que se encuentran ubicados en barcos y submarinos amarrados en el puerto. Para acabar la noche se puede buscar un restaurante por la pintoresca little Italy y a continuación terminar con unos margaritas por los animados bares de Hillcrest.

Gaslamp Quarter (wikipedia)

Embracing Peace

Museo Maritimo de San Diego

Hillcrest

Little Italy (fuente)

El segundo día se puede dejar para explorar la costa. Un poco alejada se encuentra La Joya Cove, donde nos podemos dar un baño o mejor aún coger unas olas, ya que esta playa es la favorita por los surferos. De vuelta, se puede hacer una parada en Mission Bay, para hacer alguna actividad acuática o simplemente pasear. Muy cerca se encuentra el parque histórico de San Diego Old Town, que conmemora los primeros asentamientos de la ciudad y conserva muchos edificios históricos que se pueden visitar. Justo al lado de Old Town hay un centro de tránsito de transporte público por lo que es muy fácil moverse desde allí hacia Ocean Beach, el barrio costero de moda, con un montón tiendas, bares y restaurantes, especialmente en los alrededores de Newport Ave. Tras otro baño en la playa, se puede terminar el día con una espectacular puesta de sol en el parque natural de Sunset Cliffs.

Old Town

Alguna de las casas históricas

Sunset (Atardecer)

San Diego, como casi todas las ciudades grandes, es una ciudad para disfrutar de sus parques, de sus museos, de sus restaurantes, de sus centros culturales, en definitiva, una ciudad para vivirla. En los dos días que pasamos aquí sólo pudimos ver una pequeña muestra de lo que San Diego ofrece en calidad y estilo de vida. Quizás no sea oro todo lo que reluce, pero a nosotros nos hubiese gustado quedarnos más tiempo descubriendo lo que San Diego tenía que ofrecernos. Pero como ya sabéis, el viaje continua y no hay tiempo para lamentarse. Próxima parada: México.

Vamos caminando

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