Como os explicábamos en nuestra ruta por el sur de Tailandia, el país de las sonrisas es uno de los destinos más visitados del sudeste asiático y el lugar ideal para hacer una parada de descanso si se está recorriendo esta parte del mundo. De hecho, no son pocos los viajeros que, como nosotros, pasan por aquí más de una vez durante un viaje por Asia. Tailandia, más cercano al mundo occidental que sus vecinos, es un pequeño oasis cuando uno necesita “sentirse como en casa” por unos días, lo que hoy en día llaman “la zona confort”. Poder reservar un billete online, comprar en un supermercado donde encontrar de todo y sin necesidad de regatear, tener buena conexión a Internet o incluso realizar algún trámite burocrático. Además, el visado turístico (de 30 días si se llega en avión, 15 días si se entra por tierra) es gratuito para los españoles y no existe límite de entradas. Por todas estas razones así como por su situación geográfica, este país se convirtió en nuestro campamento base durante los meses que pasamos por el sudeste asiático.
Tailandia es famosa por su deliciosa comida, sus paradisíacas playas y las full moon parties. Pero quien haya estado aquí sabe que Tailandia es mucho más: es naturaleza, bosques tropicales, mariposas, gibones, cascadas y zonas montañosas habitadas por diferentes grupos étnicos que en algunos casos aún conservan costumbres y tradiciones ancestrales.
En esta nueva entrada os contamos la ruta que hicimos por el norte de Tailandia en nuestra segunda y tercera visita al país, pasando por cinco destinos, unos más conocidos como Chiang Mai o Pai y otros menos visitados como Udon Thani o Sukothai. Esta guía no pretende enumerar los lugares imprescindibles del norte de Tailandia sino hablaros de nuestra propia experiencia y proporcionar información sobre cómo llegar a estos lugares, qué hacer una vez allí o donde comer y dormir. ¿Os venís de ruta con nosotros?
1. Udon Thani/Nongkhai
Cómo llegar: Nongkhai se encuentra al otro lado del puente de la amistad que une la capital laosiana con Tailandia. Efrén os cuenta lo fácil que es este paso fronterizo en nuestro último post de Cruzando fronteras. Udon Thani, capital de la provincia que lleva su mismo nombre, está solo a 60 Km de la frontera y es una de las ciudades más importantes de la región de Isan. Es una agradable parada para quien quiera descubrir una Tailandia alejada del turismo.
Dónde dormir y comer: de los alojamientos poco os podemos contar ya que nosotros nos alojamos con Fermín, un cura que lleva 25 años en misiones en Tailandia y del que también Efrén nos habla en su entrada sobre La historia de Fermín. En Udon Thani, como en casi cualquier gran ciudad tailandesa existen infinidad de alojamientos, desde guesthouses baratitas a hoteles de grandes cadenas. Lo mismo ocurre con los restaurantes: hay para todos los gustos y bolsillos. Eso sí os recomendamos pedir consejo a algún local y visitar algún restaurante que críe su propio pescado. Y si viajáis en modo low-cost la mejor opción son los puestos del mercado.
Qué hacer: nuestra visita a Udon Thani fue principalmente para descubrir el trabajo y vida de los misioneros y aprender de expatriados que llevan muchos años viendo la evolución del país. Sin embargo, si pasáis por esta zona hay un par de lugares que no podéis dejar de visitar: el sitio arqueológico Phra That Bang Phuan y el parque Salakaeoku, donde podéis dar un repaso a la vida de Buda y la historia del budismo a través de enormes esculturas. En la ciudad de Udon Thani también hay varios lugares interesantes, como los jardines chinos que albergan un pequeño museo y donde se puede dar el biberón a las carpas.
2. Chiang Mai
Cómo llegar: se puede llegar a Chiang Mai desde prácticamente cualquier lugar del país. A muchos viajeros les gusta viajar en un tren nocturno desde Bangkok y los que tienen menos tiempo cogen un vuelo interno ya que la ciudad cuenta co un aeropuerto. Nosotros llegamos desde Udon Thani en un bus nocturno que nos costó 760 bahts por persona (comida y bebida incluidos en el precio) y cuyo trayecto duró unas 10 horas.
Dónde dormir y comer: la mayoría de hoteles y albergues se encuentran en el interior de las murallas, en la zona antigua. Cansados del turismo de masas de Tailandia, decidimos buscar un hotel en un lugar diferente y nos alojamos en Nimman, un barrio hipster muy animado, donde hay infinidad de sitios para comer o tomar algo y mercadillos callejeros. Un barrio donde abundan los tailandeses y escasean los turistas. El hotel en que nos hospedamos se llama B612 Inn (como el planeta de El Principito) y es muy agradable con habitaciones espaciosas. Muy cerquita se pueden alquilar motos y bicis para visitar la ciudad y sus alrededores.
Qué hacer: Chiang Mai tiene más de 300 templos y pagodas y hay que dedicarle al menos un día a la zona antigua para visitar los más importantes. El Wat Chedi Luang y el Wat Phra Singh son impresionantes y los preferidos por los viajeros. No obstante, os recomendamos reservar al menos un día para recorrer los alrededores de la ciudad y visitar el templo Wat Doi Suthep (el más bonito para nosotros), que se encuentra en la cima de la montaña y permite ver la ciudad desde arriba. El mismo día uno puede darse un baño en el Gran Cañón (una antigua cantera inundada que ahora sirve de piscina natural) o perderse por los pueblos de las montañas para conocer la forma de vida de esta gente, tan distinta a la de la ciudad.
3. Chiang Rai
Cómo llegar: la mejor forma para llegar a Chiang Rai es en autobús desde Chiang Mai. Con la compañía GreenBus el trayecto dura unas 2h45 y cuesta 129 bahts. En su página web se pueden ver los horarios y tarifas.
Dónde dormir y comer: existen diferentes albergues y hoteles en Chiang Rai. Nosotros esa vez nos alojamos en le hotel B2, una cadena tailandesa de precio asequible, ideal para un par de noches. Como siempre en Tailandia los mejores platos se encuentran en los puestos callejeros, así que más que restaurantes os recomendamos pasearos por los mercados. En Chiang Rai es famoso el Bazar nocturno y, sobre todo, el mercado de fin de semana conocido como Walking Street donde encontrar deliciosa comida thai a precios baratísimos. Y para los amantes de los felinos, no os podéis perder el café de los gatos, el Cat ‘N’ A Cup Café, donde podéis merendar rodeados de mininos.
Qué hacer: las dos visitas imprescindibles de Chiang Rai son el Templo Blanco y el Museo Negro. Ambos se encuentran a más de 10 km de la ciudad por lo que hay que llegar en moto o en tuk-tuk. El Museo Negro, conocido como Baan Dam, es una sorpresa para el visitante: los edificios son impresionantes aunque lo que realmente deja sin palabras al viajero es la colección privada de su autor, Thawan Duchanee, reconocido artista tailandés. El Wat Rong Khun, más conocido como Templo Blanco, es también el delirio de un artista thai (Charlermchai Kositpipat) al que cedieron la reconstrucción de un templo budista. Aunque se encuentra aún en construcción, la visita no dejará indiferente a nadie. Ambas visitas son gratuitas y cierran a mediodía, así que es mejor prever con antelación la hora de llegada. Y si os interesa la vida de los pueblos de las montañas, es interesante pasar por el Museo de las Hilltribe (tribus de las montañas) que proporciona información sobre los seis principales grupos étnicos, la historia del opio y aconseja sobre el turismo responsable en lo que concierne la visita de estos pueblos, evitando que se conviertan en un zoo humano. Nosotros tuvimos lección doble ya que de camino al museo nos cruzamos con el desfile del festival Thai Ways of Living y pudimos ver los diferentes trajes tradicionales y descubrir distintos bailes de grupos venidos de todos los rincones del país. Sorpresas de los viajes improvisados.
4. Pai
Cómo llegar: la forma más sencilla de llegar a Pai es en mini-van desde Chiang Mai. Sale uno cada hora desde la estación Arcade. El billete cuesta 150 bahts y el trayecto que tiene más de 700 curvas dura 3 horas.
Dónde dormir y comer: Pai es un pequeño pueblecito que se ha convertido en uno de los lugares preferidos de los mochileros en el norte de Tailandia. La oferta tanto de alojamientos como de cafés, bares y restaurantes es infinita. En Laos nos habían hablado del Pai Circus School, un albergue con piscina que ofrecía clases de circo gratuitas todos los días, así que no dudamos ni un minuto que sería nuestro alojamiento durante esos días. El Pai Circus School se encuentra en la parte alta de las afueras de Pai. Para comer o tomar algo lo mejor es bajar al pueblo donde se puede encontrar de todo y para todos los gustos. El mercado nocturno es muy popular entre los mochileros ya que ofrece comida occidental además de tailandesa, pero para nuestro gusto los precios son algo excesivos tratándose de comida callejera. Lo mejor son los pequeños restaurantes regentados por locales. En Pai tomamos el batido más delicioso de nuestra vida. Por desgracia olvidamos apuntar en nombre del local. Sorry uVe Viajeros.
Qué hacer: Pai es famoso por su naturaleza. Os recomendamos alquilar una moto y salir a descubrir las cataratas, las aguas termales y pasear por los caminos del Cañón de Pai. De camino a la catarata Pam Bok se puede hacer una parada en The Land Split. El lugar en sí no merece mucho la pena pero sí descubrir los productos locales. A cambio de la voluntad, la dueña de este agradable rincón natural ofrece una degustación de todos sus productos: patata dulce, papaya, zumo de rosella, cacahuetes… ¡Delicioso!
Lo mejor de Pai es su ambiente. Es el lugar ideal para conocer otros viajeros, compartir experiencias y consejos y hacer nuevos amigos. Además, a pesar de su tamaño, tiene una vida nocturna animada así que no pierdáis la oportunidad de ver música en directo o tomaros un buen Mai Thai.
5. Sukhothai
Cómo llegar: se puede llegar en autobús desde las principales ciudades como Bangkok o Chiang Mai. Nosotros lo hicimos desde Mae Sot, ciudad fronteriza con Myanmar, en nuestra tercera entrada a Tailandia. Desde allí se tarda unas 3 horas y el billete cuesta 170 bahts.
Dónde dormir y comer: en Sukhothai hay tantos hoteles como resorts de bungalows. En esta ocasión nosotros optamos por alojarnos en los bungalows Garden House cerca del río. No muy lejos de allí encontramos el restaurante Poo (nombre poco acertado para la clientela angloparlante), dónde comimos varias veces y que sirve todo tipo de platos tradicionales incluida la típica sopa de noodles de Sukhothai. Y si uno está cansado de la Chang o la Leo en este establecimiento puede deleitarse con una cerveza belga ya que tienen una buena selección.
Qué hacer: Sukhothai es una de las antiguas capitales tailandesas. Fue concretamente durante los siglos XIII y XIV que esta ciudad fue capital del reino que llevaba su mismo nombre. El parque histórico Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO se divide en tres zonas con entradas independientes, permitiendo al viajero dedicar más o menos tiempo a la visita. La zona más bonita y mejor conservada es la central. Cada entrada cuesta 100 bahts y se pagan 20 bahts más si se visita con una moto. También se puede recorrer el parque en coche o en bici.
En nuestros meses de viaje por el sudeste asiático no hemos encontrado a nadie al que no le guste Tailandia. Hay para quien es sin duda el mejor país de la zona, posiblemente por su desarrollo turístico. Los hay en cambio que no lo sitúan en la parte alta del ranking por la misma razón y es que en Tailandia es todo demasiado fácil y cercano. Cierto es que, como mencionamos al principio de este post, Tailandia es casi “como estar en casa”. Sin embargo, uno puede aún empaparse de cultura, descubrir una de las gastronomías más sabrosas de Asia, visitar maravillosos templos budistas, perderse por la jungla o descansar en una playa paradisíaca, todo dentro del mismo país. Ahora bien, encontrar un lugar solitario hoy en día en el país de los elefantes y los monos es todo un reto. Si aún no habéis visitado, no lo dudéis más. Tailandia os recibirá con los brazos abiertos y la mejor de sus sonrisas.