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Foto del escritorEfrén Con uVe de Viaje

Cruzando fronteras: de Vietnam a Laos


Las celebraciones del año nuevo lunar (Tet) y las consiguientes complicaciones en el trasporte, con el país colapsado por millones de desplazamientos y prácticamente todos los medios de transporte fully booked, nos acompañaron durante los 15 días que visitamos Vietnam. Y no iban a dejar de hacerlo hasta el último momento. Nuestra serie de entradas cruzando fronteras continúa con esta nueva entrega en la que atravesamos la tercera frontera terrestre en el sudeste asiático. En esta ocasión, además, cruzábamos una frontera no muy transitada y lo hacíamos de la manera más autónoma posible, entre otras cosas porque no nos quedaba otra opción.

Cruzando de Vietnam a Laos: paso fronterizo Lao Bào - Dansavan.

Desde Huê existen varios autobuses diarios que cruzan la frontera con Laos con destino hacia varios puntos del país vecino, principalmente la capital (Vientiane), o hacia otras ciudades en el sur del país como Savannakhet o Pakse. Todos ellos salen de la estación sur, no son muy caros y seguramente sean la mejor forma de cruzar esta frontera directamente o al menos, la manera más comoda.

Para aprovechar al máximo los 15 días de visado gratuito en Vietnam, esperamos hasta sólo un día antes de que nuestra visa expirase para ir a la estación a comprobar que opciones teníamos disponibles y así, continuar hacia nuestro siguiente destino en Laos (sí, lo sabemos, la apuramos un poco. Pero como dicen, la experiencia es un grado y nosotros vamos poco a poco relajándonos). Según nos contaron allí, los autobuses hacia el sur de Laos sólo salían cada dos días y en ese último día sólo teníamos la posibilidad de continuar hasta Vientiane.

Descartamos de inmediato esta opción. Ya habíamos tenido que cambiar el plan de nuestro viaje por Vietnam y como consecuencia de esto tuvimos que reestructurar nuestro recorrido por Laos, de manera que la ruta tuviese coherencia con nuestra siguiente etapa, que era continuar hacia el noreste de Tailandia desde Vientiane. Geográficamente, la capital de Laos se sitúa más o menos en el medio del país y, debido a su extensión, no tenía mucha lógica ir a la capital para luego ir al sur y posteriormente al norte (o viceversa), para tener que regresar, finalmente, de nuevo a Vientiane, ya que nos pasaríamos demasiadas horas en unas carreteras de las que no teníamos muy buenas referencias.

En esta "furgo" haríamos la primera parte del trayecto

Sabíamos que existía una línea de autobús local que desde la estación norte de Huê llegaba hasta Lao Bào, una pequeña población fronteriza en la carretera que une el centro de Vietnam con Savannakhet, pero no conseguimos encontrar ninguna fuente fiable en Internet donde explicaran que hacer desde allí. Aún así, nos lanzamos a por esta opción y ya veríamos que hacer una vez que llegáramos a la frontera.

Con esa incógnita partimos desde la estación norte a las 07:00 de la mañana (la línea comienza a funcionar una hora antes), en una furgoneta por la que pagamos 62 000 VND (1€ = 25 000 VND), y que nos llevaría en unas cuatro horas hasta la frontera, por una carretera llena de curvas y que va ganando altura en las montañas centrales del país. Literalmente, la última parada del la línea es a escasos metros del puesto fronterizo por lo que de momento nuestro viaje no podía ir mejor.

Sólo un pequeño paseo hasta la frontera

Tras caminar unos 100 metros hasta al puesto fronterizo, como siempre, hay que sellar la salida del país vietnamita. Mientras hacíamos cola vimos como los vietnamitas, que también cruzaban hacia Laos, ponían una pequeña cantidad de dinero dentro del pasaporte cuando se lo entregaban al agente, pero nosotros decidimos "hacernos los suecos" y nadie nos pidió nada. A continuación tuvimos que rellenar los papeles de Visa on Arrival en una oficina de allí al lado. Pagamos 40$ (hemos escuchado que en otras fronteras se pagaba algo menos y en otras algo más, suponemos que dependerá del policía de turno) y con el nuevo visado ya en nuestro pasaporte vamos a otra ventanilla en busca del sello de entrada (y aquí también vimos a más vietnamitas poniendo dinero más dinero dentro de su pasaporte).

¡Adios Vietnam!

Por fin en suelo de Laos solo teníamos que encontrar como continuar hacia el interior del país. En la misma frontera vimos varios autobuses que iban dirección a Pakse y nos invitaron a subirnos. Nosotros teníamos que llegar a Savannakhet, donde habíamos reservado una noche de alojamietno, y como no nos entendimos y no sabíamos exactamente la ruta que llevaban, decidimos seguir buscando la manera de continuar (la próxima vez mejor no reservaremos nada).

No tenemos claro si estos autobuses venían desde Huê pero, en todo caso, todos los pasajeros eran vietnamitas y/o laosianos así que suponemos que lo más probable es que existan líneas menores que hacen este servicio pero de las que no encontramos ninguna información.

Haciendo amigos everywhere

Tras la frontera caminamos unos metros y un par de motos-taxi se acercaron para ofrecerse a llevarnos a la terminal de autobuses con destino Savannakhet. Como no teníamos ni idea de a qué distancia estábamos de ésta supuesta estación, decidimos fiarnos (las únicas palabras que entendimos fueron bus y Savannakhet, lo suficiente para entendernos). Tras pagar por los dos, sin regatear, 10 000 kips (más o menos 10 000 kips son 1€) llegamos a la estación donde un autobús que iba dirección a Savannakhet se estaba acabando de cargar. Aún tuvimos tiempo de comer una buena (y muy picante) ensalada de papaya antes de las 12:30, hora de salida oficial del autobús.

Eramos sólo dos "farang" en el autobús

En menos de cinco horas y por 40 000 kip llegaríamos hasta Savannakhet, nuestra primera parada en Laos. En Savannakhet, antes de continuar más al sur, descansamos

dos noches y aprovechamos para trabajar en los bungalows Sala Thongyon, un remanso de paz y tranquilidad (además de barato) en medio de una ciudad que no ofrece demasiado al viajero. Además de esto, su propietaria, Sy, nos trato con tal amabilidad que nos vemos con el deber derecomendar este alojamiento a todos los viajeros que visiten esta ciudad.

¡Muchas gracias por todo!

Otro paso fronterizo y otra vez más todo sin complicaciones. Además bastánte más económico, un poco más rápido y sobretodo más auténtico que las opciones más turísticas. Desde que comenzamos nuestro viaje tenemos ya unos cuantos cruces fronterizos a nuestras espaldas y pese a todo, todas estas experiencias han sido siempre positivas. Esa sensación de nerviosismo aún nos invade cuando nos aproximamos a ellas y ese cosquilleo en el estomago sólo se calma cuando ya con el pasaporte sellado, cruzamos esa línea imaginaria y pisamos por fin, nuevos terriotrios.

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