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  • Carmen con uVe

Descubriendo Mongolia: los nómadas del desierto


La globalización y las nuevas tecnologías han modificado nuestra capacidad de asombro, especialmente a la hora de viajar. Las ciudades se parecen en cualquier parte del mundo, se pueden encontrar las grandes cadenas y firmas por todos lados puesto que la moda es hoy en día la misma para todos. Allá donde vayáis encontraréis sin duda un McDonalds, un Starbucks, un Zara y la tienda de Apple. Es en las comunidades más rurales donde el viajero puede aún descubrir las maravillas de cada pueblo, allí donde la gente viste los trajes tradicionales y perpetúa las costumbres de sus antepasados.

En las entradas anteriores os hablábamos de los paisajes maravillosos que pudimos admirar durante nuestro recorrido por el desierto de Gobi. No obstante, Mongolia y el Gobi escondían otro tesoro: la vida de las familias nómadas. Son muchas las cosas que pudimos aprender de estas familias durante nuestros siete días en el desierto, todo a gracias a Bilgun nuestro guía que respondía a nuestras preguntas con gran entusiasmo. A los mongoles les encanta que el extranjero se interese por su país y su cultura y eso se nota tanto en la gente de la capital como en los nómadas.

Si al igual que nosotros desconocíais la existencia de las familias en Mongolia, en este momento tendréis muchas preguntas sobre cómo se organizan en su día a día, su estilo de vida o sus relaciones con el resto de la comunidad. En esta entrada vamos a intentar aclarar las principales dudas que nos surgieron a nosotros durante nuestro viaje y que tal vez sean las mismas que las vuestras.

¿Cuántos nómadas quedan hoy en día en Mongolia? En el país de Gengis Kan, el 40% de la población sigue siendo nómada o seminómada, aunque cada vez son más los jóvenes que dejan esta vida para irse a vivir y trabajar a la capital. Su vida depende enteramente de la naturaleza que les rodea y de su ganado y por ello trasladan su hogar al menos un par de veces al año debido a los cambios estacionales y en busca de mejores pastos. Los nómadas del Gobi en cambio pueden llegar a cambiar de emplazamiento hasta seis veces en un año a causa de las condiciones extremas del desierto.

¿Quiénes forman una familia nómada? Los nómadas siempre viven en familia. En general en cada ger vive una pareja con sus hijos (aunque éstos se trasladan al pueblo durante la época de escolarización) y a veces los abuelos en caso de que se hayan quedado viudos. Es también habitual encontrarse varios gers juntos, que pertenecen a los miembros de una misma familia que se mantienen juntos, los padres e hijos con sus respectivas parejas.

Fuente: Kim Da Hae

¿Cómo es una casa nómada? Como os podréis imaginar, los nómadas no viven en casas como las nuestras ya que sería imposible trasladarlas de un sitio a otro. Viven en lo que se demoniman gers, yurtas cuya estructura está hecha de madera y lona. Dependiendo de la época del año añaden más capas para aislarlas del frío. ¡Es increíble la rapidez con la que se calientan!

En el medio de la yurta hay dos pilares de madera que la sujetan y una estufa, que sirve a su vez de cocina, y que es el centro del hogar en torno a la cual se reúne la familia. Tradicionalmente el lado izquierdo está reservado a los hombres y las mujeres se colocan en el derecho más cerca del mobiliario de la cocina. Al fondo del ger, se reserva un espacio para los objetos más importantes de la familia, generalmente un pequeño altar budista, fotos de los seres queridos... En cambio, cuando tienen visita, los invitados se colocan en el lado izquierdo y los anfitriones en el derecho. La zona más cercana a la puerta se reserva para los más pequeños de la casa.

¿Cómo organizan el traslado? ¿Cómo eligen el emplazamiento? Montar o desmontar un ger lleva aproximadamente dos horas, sin embargo la mudanza puede llevar un día entero o incluso más dependiendo a donde se dirija la familia. En la actualidad, muchas familias ya disponen de un coche o furgoneta que les ayuda con la mudanza, sino todo se traslada ayudándose de los animales y en muchas ocasiones con ayuda de familias vecinas.

Durante años cada familia ha ido ocupando los mismos emplazamientos, y existen unos límites, una especie de regla no escrita en la que cada zona pertenece a una familia. Si alguien nuevo llega a un lugar y desea establecerse, debe primero pedir permiso a las familias vecinas.

Por la época del año en la que visitamos Mongolia, pudimos ver a familias trasladando su hogar al emplazamiento de invierno, más resguardado del viento y del frío.

¿Cómo se sustentan las familias? ¿Cuál es su dieta? La mayor parte de las familias cría ovejas, cabras y caballos, y en el desierto también muchas tienen camellos. De éstos se aprovecha absolutamente todo: sirven de medio de trasporte, les proporcionan leche, carne , lana y combustible (ya que usan sus excrementos para alimentar el fuego). Dado que carecen de agua corriente (potable), la principal bebida de los nómadas es la leche y el té de leche. Con ella hacen todo tipo de derivados: cuajadas, quesos, yogur o incluso vodka. Durante nuestro tour tuvimos la suerte de probar muchos de estos productos y también de descubrir como se fabrica el vodka a partir del suero de la leche.

Su dieta es bastante sencilla, principalmente a base de carne de oveja (vaca y camello en alguna ocasión), grasa animal, lácteos, arroz y pasta con lo que tras un par de semanas en el país uno tiene la sensación de comer siempre lo mismo. Las verduras y las frutas son escasas: a veces tienen patatas, zanahorias, cebollas, ajo, algún pimiento. Todo esto al igual que las especias las tienen que adquirir en sus viajes a los pueblos y ciudades más cercanos.

Obviamente, las familias que acogen turistas tienen un pequeño sobresueldo de lo que van dejando estos visitantes. Aunque es importante decir que el nómada es hospitalario por naturaleza y acogerá al viajero sin pedir nada a cambio. Desde bien pequeños, los niños son enseñados a ser amables y hospitalarios con los visitantes. Cuando uno visita el ger de una familia, lo primero que recibirá es un té de leche a modo de bienvenida.

Los nómadas tienen muchas veces que hacer viajes muy largos en caballo o camello, debido a las grandes distancias, y es habitual que se alojen con las familias que se encuentran en el camino, aunque no sean conocidos. Esto les facilita el trayecto, ya que no deben cargarse de comida, bebida o cama y además pasan un rato en buena compañía.

¿Tienen electricidad? ¿Hacen uso de las nuevas tecnologías? Desde siempre, los nómadas utilizan el fuego para calentar el hogar, cocinar e incluso iluminar el ger. Hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, gozan de algún que otro privilegio que hace esta vida tan dura un poco más fácil. Casi todas las familias tienen una o dos placas solares que les permite tener electricidad, aunque sólo sea unas horas al día. La mayor parte de las familias tiene una tele que los mantiene conectados con el exterior y prácticamente todas usan teléfono móvil y tienen una moto o un coche. Incluso hay alguna que ya se ha comprado una lavadora.

¿Cómo hacen para ir a la escuela o al médico? Parece necesario dejar claro que las familias nómadas no viven al margen del sistema. Todas están adscritas a una aimag (división administrativa en Mongolia similar a la provincia) y forman parte de una comunidad, pagan sus impuestos, pueden votar, etc. Cuando llega la edad de la escolarización los niños deben “dejar a su familia” y trasladarse al pueblo más cercano para ir a la escuela. Los que pueden se quedan con familiares o amigos que viven allí, los demás se alojan en internados y vuelven a casa durante las vacaciones.

En lo que respecta a la atención sanitaria, al igual que en España, se les asigna un médico en el centro que les corresponda. Si les es posible, cuando caen enfermos deben visitar a su médico con el que mantienen también contacto telefónico. Si por cualquier razón les es imposible desplazarse a la consulta del médico, éste puede organizar una visita al ger de la familia.

Como podéis imaginar, las familias nómadas que viven más cercanas a los pueblos y ciudades tienen una vida mucho más fácil que las familias que viven más aisladas. Durante nuestra aventura por el Gobi pudimos compartir momentos con familias que vivían a decenas de kilómetros de cualquier lugar. Aún hoy nos cuesta creer cómo sobreviven al duro invierno del desierto.

¿Cuál es el futuro de los nómadas en Mongolia? Como mencionábamos al principio de este artículo, cada vez son más los jóvenes que deciden cambiar la vida nómada por la vida sedentaria en la ciudad. Desde los seis años los niños van a la escuela (primaria y secundaria) y una vez terminada se mudan a la capital para estudiar en la universidad. No es difícil ponerse en su piel e imaginarse lo duro que es volver a la vida nómada después de haber disfrutado de los privilegios de la ciudad (agua corriente, electricidad ilimitada, nuevas tecnologías… y sobre todo vida social).

Además, como ya hemos dicho un nómada tiene vivir en familia y debe pues encontrar una mujer o un marido que quiera a su vez llevar ese estilo de vida. Nuestro guía Bilgun nos contaba que cada vez es más difícil para los nómadas encuentren pareja.

Sin duda, la vida de esta gente no es fácil. Se levantan con el sol y trabajan hasta el anochecer. A pesar de su sencillo estilo de vida tienen muchas tareas que realizar cada día, tareas que en muchos casos para el resto se reducen a un simple gesto, como apretar un botón o activar un interruptor, y que sin embargo a ellos les puede llevar horas. Al contrario de lo que se podría pensar los nómadas siempre están sonriendo y disfrutan como nadie de su entorno y de la naturaleza, No sólo se preocupan de ella sino que la entienden de una forma distinta, es como si se comunicaran con ella.

Me gustaría terminar esta entrada con una pequeña reflexión y es que a pesar de lo dura que puede parecer la vida de los nómadas del Gobi son posiblemente las personas más libres que yo haya conocido jamás.

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