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  • Foto del escritorEfrén Con uVe de Viaje

Descubriendo Mongolia: la ruta del Gobi (2ª parte)


Dia 4: Yolin Am - Khongoryn Els

“Circulamos durante kilómetros siempre hacia el oeste. Dos cordilleras discurren paralelas a nuestro paso. A lo lejos en el horizonte vemos las primeras estribaciones de lo que parece una montaña arenosa, los primeros indicios de las dunas. Hacia allí es donde nos dirigimos”

Aunque parece el principio de una película simplemente es lo que escribíamos en nuestro cuaderno de viaje al final de este cuarto día de ruta por el desierto de Gobi. Es como si la inmensidad del desierto nos fuera afectando y todo nos parece magnificado, como rodado en cámara lenta.

Las dunas de Khongoryn, tambien llamadas “Dunas cantantes” se extienden unos 100 kilómetros de largo y hasta 12 kilómetros de ancho con dirección NO-SE sobre el desierto y a los pies de la cordillera de Altai. Reciben su nombre de un pequeño arroyo que surge justo allí mismo, donde menos te lo puedes imaginar en medio del desierto. Imaginaros el contraste: desierto inhóspito, dunas gigantes y un pequeño arroyo que crea vida donde no existe.

Ahora que estamos situados, imaginar que delante de vosotros tenéis un frente de duna que se levanta unos 250m ante vuestros pies. Cualquier persona que estuviese allí pensaría “ahí tengo que subir”. Y lógicamente eso es lo que hicimos nosotros no sin poco esfuerzo. Pero la recompensa que nos esperaba allí arriba compensaría con creces el sufrimiento. A un lado el desierto infinito, y al otro la cordillera. A nuestros pies el mayor campo dunar que hayamos visto. ¿Qué os parece?

Pero el día no terminaría aquí, muy cerca de allí, en el ger de la familia que nos acogería esta noche nos esperaba una ruta en camello a la puesta de sol (un poco aburrida a nuestro gusto) y para cenar una barbacoa estilo nómada del desierto preparada por Bilgun y Maggi. Una sabrosa lección de cocina estilo Mongolia. Tal vez en otra ocasión os contemos la receta pero de momento si quereis descubrirlo no teneis más que ir hasta el desierto del Gobi. Y para celebrarlo compartimos una botella de vodka local con la familia, entre risas, preguntas mutuas e incluso canciones populares (yo incluso me atreví con el Chalaneru). Y es que la música es un idioma internacional.

Día 5: Khongoryn Els - Ongiin Khiid

Un fortísimo viento nos despierta este quinto día, el más largo y duro viaje. La primera parada la hacemos antes de comer en Bayan Zag, tambien conocido como los "Flaming Cliffs" (Acantilados Llameantes), y una vez más la imagen que nos ofrece Mongolia es simplemente espectacular…

Esta zona del desierto no solo es famosa por la belleza del paisaje sino también porque hace muchos años un paleontólogo americano descubrió varios nidos con huevos de dinosaurios. Durante años de excavaciones también se encontraron otros fósiles de gran valor. Anecdóticamente uno de hallazgos mostraba a dos dinosaurios que perecieron en una batalla mortal, posiblemente atrapados por una tormenta de arena. También apareció una mamá dino protegiendo con su cuerpo su nido. Conservados en museos de todo el mundo esos restos fósiles ya no están aquí. Al irnos nos preguntamos cuantos secretos aún se guardarán en el desierto.

Tras comer cerca de un oasis de Saxaul-Zag (el arbusto que da nombre a los acantilados Bayan Zag) seguimos nuestra ruta. Con muchos kilómetros aún por delante atravesamos una parte del desierto aún más arida si cabe y la monotonia en el paisaje es por primera vez aburrida. Ya al final del día llegamos al campamento ger donde dormiriamos muy cerca de las ruinas del monasterio Onginn Khid donde aprenderíamos sobre el budismo, la historia del templo y detalles sobre el país y la cultura mongola. Este monasterio, situado a las orillas de un río vivió como tantos otros un momento trágico durante la época del dominio soviético. Se tiene que constancia que cuando los militares entraron aquí habia más de mil monjes viviendo en el monasterio, pocos se salvaron.

Día 6: Ongiin Khiid - Khongno Khan Uul.

Con el tour casi al final de su recorrido en el sexto día el grupo se divide. La pareja suiza y nuestro guía y conductor continuan hacia Mongolia Central (su tour durará varios días más) y nosotros junto a Pe somos recogidos por Baggi y Onia (nuevos conductor y guía). Fueron momentos muy buenos e intensos los que vivimos juntos estos días pasados y se hace un poco amarga la despedida. Aún así el día sigue y aún teníamos por delante un muy buen final de viaje.

A eso de las 16:00 llegamos al campamento de invierno que la famila nómada tiene en las tierras de la Reserva Natural Khongno Khan Uul. El paisaje aquí ya no es tan duro y estamos mucho más cerca de la civilización por lo que las condiciones también son mejores para los nómadas.

Para abrir boca montamos vestidos con la ropa tradicional de los nómadas mientras el sol se ponía sobre un paisaje difícil de olvidar. Nuestro guía (el cabeza de familia) nos enseña los trucos básicos para luego poder disfrutar en libertad de los dóciles caballos mongoles mientras él entonaba (más mal que bien) canciones típicas nómadas. Imaginaos la estampa, cuatro jinetes galopando al atardecer del desierto…

Tal vez porque le caimos bien o porque le apetecia tomarse unos tragos con nosotros, el cabeza de familia decide enseñarnos a hacer vodka casero a partir de leche de oveja fermentada, un proceso rudimentario que dura unas dos horas y cuya receta también guardamos para nosotros. Mientras esperamos Onia nos enseña a jugar a un par de juegos tradicionales que usa el hueso del tobillo de las ovejas. Más tarde con el vodka ya preparado compartimos momentos memorables con la familia al completo (formada en esta ocasión por 3 niños, el matrimonio propietario del ger y las madres de ambos, todos ellos viviendo en un único ger). No sabemos si por el vodka, el calor del fuego o porque realmente conectamos con esta familia pero entre preguntas, risas y bromas hubo momentos muy emotivos (con la ayuda de nuestra guía que hacía de traductora). Momentos que difícilmente olvidaremos.

Día 7: Volvemos a UB

El último día queda simplemente de regreso a UB (a donde llegaríamos a media tarde) mientras reflexionábamos sobre todas las experiencias vividas, los lugares descubiertos y la cantidad de cosas aprendidas, especialmente sobre la vida y costumbres de las familias nómadas (sobre esto escribiremos en la siguiente entrada) y de cómo estas humildes gentes han sido capaces de convertir uno de los lugares más duros e inhóspitos del planeta en su hogar. Esperamos que hayais disfrutado viajando con nosotros en nuestra particular ruta del Gobi.

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