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  • Foto del escritorEfrén Con uVe de Viaje

Trakai: algo más que un castillo


Una de las cosas que nos encanta de viajar es que por mucho que se preparen los viajes siempre hay sorpresas e imprevistos que hacen cada excursión mucho más interesante. El segundo día de nuestra vuelta al mundo lo reservamos para visitar el castillo de Trakai, considerado uno de los destinos turísticos lituanos por excelencia. Sin embargo no solo visitamos este hermoso castillo, sino que Trakai guardaba una sorpresa para nosotros, el descubrimiento de los Karaites, una cultura de origen turco que desconocíamos hasta el momento.

Desde Vilna hay varios autobuses (1.80€ billete simple) y trenes que llevan al pueblo de Trakai, y estos te dejan a unos dos kilómetros del castillo, pero el camino a pie se hace ameno ya que atraviesa el pequeño pueblecito, con sus parques, lagos y casas de madera.

El Castillo de Pilis, que es su verdadero nombre, está situado en un isla del lago Galva. Rodeado de frondosos bosques su emplazamiento es ideal para pasear y descansar. Se cree que su construcción comenzó en la segunda parte del siglo XIV y en aquella época Pilis era la residencia de verano de los Duques de Lituania. En la actualidad alberga festivales, conciertos, exposiciones… y es visitado por más de 300.000 turistas al año.

Dado que la visita al castillo y los alrededores no lleva mucho tiempo, desde con uVe de Viaje os recomendamos dedicar una parte de la visita de Trakai a descubrir la cultura karaite.

El pueblo karaite, de origen turco llegó a Trakai hace unos 600 años. Traídas desde Crimea por el duque Vytautos el Grande, más de 350 familias karaites ayudaron a repoblar esta región. Hoy en día se dice que residen aún unos 65 karaites en el pueblo de Trakai, así como en otros lugares de Polonia o Ucrania. La influencia de este pueblo en Trakai se deja notar en la gastronomía local. Nadie puede irse de aquí sin probar la kybina, una empanadilla, que se prepara con distintos rellenos de carne (principalmente cordero) y la venden en muchos bares y restaurantes de la zona. Al que le interese saber más sobre esta minoría puede comer en el restaurante tradicional Kybynlar y visitar el pequeño museo que se encuentra en el número 22 de la calle principal. ¡Ojo! toda la información está en lituano.

Nosotros visitamos Trakai en otoño. En esta época, la zona destaca por su belleza natural, bosques frondosos con árboles de distintos colores, el sol reflejando en el lago… una maravilla si no fuera porque el frío comenzaba a apretar y muchos de los bares y actividades propuestas en el lago no ya no están disponibles (al menos durante la semana). Si el viajero tiene la oportunidad de visitar la región en verano, puede que un paseo en barca por el lago o una ruta por sus bosques pueda ser una buena manera de completar el día.

En nuestro caso, después de un buen almuerzo karaite, paseamos a lo largo del lago hasta llegar a la estación de autobuses ya que teníamos que volver a Vilna. A las 6 y media debíamos coger el autobús que salía rumbo San Peterburgo. Había llegado la hora de comenzar la segunda etapa de nuestro viaje: Rusia.

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