Cuando uno habla de grandes lagos en Italia lo primero que viene a la mente es el famoso Lago di Como. Dependiendo de la habilidad geográfica del interlocutor, a veces puede que el Lago di Garda y el Lago Maggiore también salga en la conversación. Estos son los tres lagos más grandes de Italia y se da la casualidad que los tres están la región de Lombardía, junto a las primeras estribaciones de los majestuosos Alpes.
El cuarto en discordia en esta zona de Italia es el Lago d'Iseo, pero aparte de tener una extensión bastante menor, no tiene nada que envidiar a sus hermanos mayores. Situado entre Bérgamo y Brescia, este lago aún conserva el encanto de los pequeños pueblos en sus orillas, además de riqueza arquitectónica y cultural y una belleza natural que nos dejará sorprendidos. Si esto fuera poco, en el centro del mismo se encuentra Monte Isola, la isla lacustre habitada más grande de Europa (sin incluir los paises escandinavos ni Rusia).
El Viaje de Efrén
Cuando visité la zona hace unos cuantos años decidí que para descubrir a fondo el encanto del Lago d'Iseo en un solo día, lo mejor sería moverse con libertad en coche de alquiler. Mi roatrip comenzó en la bonita Bérgamo desde donde me dirigí hacia la Torbiere del Sebino, una reserva natural donde se pueden hacer varias rutas y donde los aficionados a las aves encontrarán un pequeño paraíso. Tras visitar la cercana población de Iseo, que da nombre al lago, continué hasta el puerto de Sulzano desde donde se puede tomar un ferri a Monte Isola (todas las líneas de ferris en el lago se pueden consultar en este enlace).
NOTA: Desgraciadamente las fotos de mi viaje se perdieron en un formateo accidental. Las fotos a continuación las encontramos en Google imagenes y NO son de nuestra propiedad ni las utilizamos con fines económicos. Si eres el propietario de alguna de ellas y quieres que las retiremos, ponte en contato con nosotros.
Una vez en la isla lo primero que se puede hacer es callejear por Peschiera Maraglio. Con una extensión reducida y sin acceso para los coches, la isla se puede visitar a pie aunque la mejor forma de hacerlo es en bicicleta, y eso fue lo que hice tras negociar el alquiler con un lugareño (también hay servicio de alquiler de bicis y un autobús que la recorre). Si se está en forma se puede subir al Santuario della Madona della Ceriola que corona la isla y desde donde se puede apreciar el encanto de las zonas ribereñas.
Cuando la actividad física nos abra el apetito, se puede parar en cualquiera de los pueblos que encontraremos durante nuestra ruta y deleitarnos con la rica gastronomía italiana, aquí especialmente enriquecida con pescado fresco del lago mientras disfrutamos de unas fantásticas vistas lacustres. También si se tiene tiempo se puede contratar un tour en barco a las idílicas islas de San Paolo y Loretto aunque no se puede desembarcar en ellas ya que son privadas.
Ya de vuelta en mi ruta alrededor del lago, la siguiente parada y visita obligada es la Reserva Natural Pirámidi di Zone, que se encuentra en la carretera que sube de Marone hacia Cislano. Este paraje glaciar, formado tras miles de años de erosión nos dejará sorprendidos mientras caminamos por el itinerario entre las "pirámides" coronadas con sus enormes rocas. Muy cerca también se encuentra un vía crucis que asciende a una pequeña capilla desde donde se puede contemplar el lago en toda su amplitud.
Mi ruta continuó circulando alrededor del lago, con pequeñas paradas en los pueblecitos de su orilla a contemplar el atardecer y pasear por sus callejuelas. Recuerdo con nostalgia a Toline y a Pisogne, o al un poco mayor Lovere. Desde aquí hasta cerrar el recorrido alrededor del lago la carretera discurre entre túneles y acantilados, bonitos pueblos como Riva di Solto y vistas excepcionales del lago y su isla, lo que pone el broche de oro a una jornada fantástica.