Efrén Con uVe de Viaje
Ruta por Vietnam: el delta del Mekong
Una vez que dejamos atrás la frontera desde Camboya hasta Vietnam por el Mekong comenzamos una nueva etapa en tierras vietnamitas que estaría condicionada enormemente por dos factores: el visado turístico de 15 días, gratuito para todos los españoles desde verano de 2015, y el nuevo año lunar, llamado Tet por los vietnamitas.
Estos dos factores afectaron nuestra experiencia en el país del sudeste asiático que más se parece a China y menos a sus otros vecinos geográficos. En primer lugar, porque 15 días no son suficientes para recorrer todos los lugares interesantes del país. Y segundo, porque nuestra visita transcurrió una semana antes y una semana después del nuevo año, que comenzó el 8 de febrero. Durante este periodo prácticamente todo el país se colapsa con millones de desplazamientos a lo largo y ancho del país. Esto implica plazas de trasporte agotadas, precios más altos, peores servicios y muchos establecimientos cerrados. La parte positiva, de haberla, fue que pudimos ver a los vietnamitas comportarse de manera distinta a lo habitual, con celebraciones y tradiciones que solo ocurren durante estas fechas.
Ruta por el delta del Mekong
Comenzamos nuestra ruta en la ciudad de Chau Doc, a donde llegaríamos en barco desde Phnom Penh. Nos alojamos en el hotel Dông Báo donde por solo 12€ tuvimos una habitación de lujo. Además de la vida en las orillas del río, un mercado bastante singular, alguna plaza y un paseo sin mucho color, esta ciudad poco más tiene que ofrecer al viajero aparte de servir de nexo para continuar el viaje hacia el delta.

El mercado colorido y ordenado mercado de Chau Doc
Desde Chau Doc continuamos en autobús (105 000 VND) hasta Can Tho. Esta es la ciudad más importante del delta del Mekong, siendo también la más poblada. Es conocida por los mercados flotantes que atraen a turistas de todo el mundo. En esta ocasión nos alojamos en Thao Anh Guesthouse (pagamos 180 000 VND) un poco alejados de las calles más turísticas. Thao, la propietaria, nos explicó muy bien que hacer y ver en la ciudad, en qué calles se puede comer barato y a precios locales y, de paso, nos vendió un tour a los mercados flotantes, por el que pagamos 350 000 VND. (1€ = 25 000 Dongs vietnamitas).

Solo por este amanecer ya mereció la pena el madrugón
La excursión comenzó a las 5:30 de la mañana ya que, como nos dijeron, es importante llegar temprano, que es cuando más ajetreo hay en el mercado. Cerca del embarcadero desayunamos (incluído) y ya a bordo de una pequeña embarcación remontamos el río unos 6 km hasta el mercado flotante de Cai Rang, el más grande y famoso entre los viajeros. Aquí se pueden comprar un poco de todo aunque la mayor oferta es detodo tipo de frutas y verduras. En nuestra opinión el mercado es interesante de ver, pero nos dio la impresión que se mantenía más por las decenas de visitantes que lo frecuentan al día que por la necesidad de mantenerlo activo por el comercio local.



Para reconocer el producto que se ofrece entre el lío de embarcaciones, hay que fijarse en el palo vertical que tiene cada barco y donde cuelga una muestra del producto.
Tras esto, navegamos aguas arriba adentrándonos por los canales tributarios del delta del Mekong. Hicimos una parada para visitar una fábrica de noodles. Fue muy interesante porque allí mismo se puede ver la transformación completa del producto desde el grano hasta que se convierte en fideos de arroz (noodles).


Una vez secas, esas tostas de papel de arroz se convierten en noodles
A unos 17 kilómetros de Can Tho visitamos el segundo mercado flotante del día, Phong Ðien, mucho más pequeño y hasta el que ya casi no llegan turistas. Los productos, al igual que en Cai Rang, son frescos. Tras comprar una piña riquísima sequimos adentrándonos por un canal tributario hacia una zona más rural. Dejamos la embarcación e hicimos una pequeña ruta a pie por los campos de cultivo, donde se puede aprender sobre la enorme variedad de árboles frutales que existen. Ésta es también interesante, sobretodo si el guía habla bien inglés. Es importante asegurarse de esto antes de contratar ninguna excursión ya que la experiencia es totalmente
distinta cuando existe esa interactuación.



La última parada es en un homestay donde se puede comer (no incluido en el precio). Aunque no estábamos obligados, después de levantarnos a las 5 de la mañana el hambre apretaba, los precios no eran desorbitados y el lugar tenía su encanto. A nosotros aquí nos preguntaron si queríamos invitar al guía y a la barquera. Si no se quiere simplemente hay que decirlo y no hay más inconvenientes. Desde aquí sólo queda regresaral puerto de Can Tho donde terminaría nuestra aventura en los mercados flotantes.

La estructura de madera es un puente
Desde Can Tho continuamos la ruta hacia la desembocadura del Mekong. Decidimos dirigirnos hasta Ving Long en busca de una experiencia homestay en An Binh, una pequeña isla fluvial del delta. Para llegar hasta allí fuimos en bus (40 000 VND) de la compañía Futa Bus (esta compañía opera en todo el país, son autobuses modernos y además el precio del billete incluye recogida en el hotel y posterior traslado). Desde la estación de autobuses hay que caminar unos pocos metros hasta el ferry y al otro lado hay varios moto-taxi que nos acosaron un poco para llevarnos a algún homestay. Para el que no lo sepa, los homestay son un tipo de alojamientos en casa de una familia y durante la estancia se convive con ellos en su día a día.

Así de lleno cruza el ferry hacia la isla
Nosotros llegamos sin nada reservado y, basándonos en las buenas críticas en internet, decidimos probar suerte en Phuongthao Homestay (15$ la noche). Tras llamar desde el mismo embarcadero, el dueño nos dice que podemos coger una moto-taxi hasta su homestay y, si nos gusta y decidimos quedarnos, el pagará el transporte. Al llegar encontramos un oasis de tranquilidad dentro del ajetreo del delta por lo que no lo dudamos y decidimos quedarnos un par de noches.
El lugar es perfecto para relajarse, leer, trabajar en nuestro blog y disfrutar de una comida riquísima. Eso sí, no es una homestay propiamente dicha, sino más bien un alojamiento regentado por una familia. En lugar de las comidas familiares típicas de los homestay hay un menú que incluye el pescado del Mekong, delicioso, muy abundante y no excesivamente caro. Desde aquí también se organizan tours a otros mercados flotantes y se pueden dar paseos en bicicleta por los pequeños caminos entre los canales de la isla, observar los lugareños y aprender como es la vida por estos rincones del mundo.

En el alojamiento se pueden tomar prestadas las bicicletas

Así es la vida rural en el delta del Mekong

Trabajadores de una fábrica de vino de arroz
Fueron cuatro dias intensos en los que descubrimos un modo de vida distinto al que estábamos acostumbrados, y donde casi todo gira en torno a las aguas de este gran río. Desde aquí dejaríamos de momento el Mekong y la vida de sus orillas y continuaríamos nuestra ruta en Vietnam hacia la ruidosa ciudad de Ho Chi Minh, antigua Saigon y capital del sur del país. Allí continuará nuestra ruta por Vietnam. ¡Os esperamos!

¡Xin chào Vietnam! (Hola Vietnam)