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  • Carmen con uVe

Crónicas jemeres: los templos de Angkor


En el Sudeste asiático existen lugares maravillosos, monumentos que no dejan indiferente al visitante y el conjunto de templos de Angkor en Camboya es, sin duda, uno de ellos, puede que el número uno.

Poco conocemos en occidente de las civilizaciones antiguas de Asia a pesar de su importancia. Quien más, quien menos, ha oído hablar de las culturas china e india que son milenarias y han sido muy importantes en la historia de la humanidad. Y puede que incluso sepa algo del Imperio mongol de Gengis Khan pero, como la mayoría de nosotros, desconozca la existencia del Imperio Jemer y su influencia en las culturas del sudeste asiático.

Angkor Wat, el templo más importante

El Imperio Jemer empieza a cobrar importancia en el siglo VII y llegaría a comprender no sólo la actual Camboya sino también territorios de los países vecinos Tailandia, Laos, Vietnam, Myanmar y Malasia. Durante los años dorados del Imperio Jemer se construyen templos, ciudades y se establece la capital en Angkor que llegó a tener hasta 5 millones de habitantes. Angkor fue un centro político, cultural y religioso muy importante hasta que se abandonó con el declive del Imperio. No fue hasta el siglo XX que esta maravilla fue redescubierta al mundo occidental por un arqueólogo francés. En 1992 pasó a formar parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y hoy en día es el lugar más visitado del sudeste asiático.

Para visitar Angkor, hay que viajar a Siem Reap, una de las ciudades más importantes de Camboya, cercana a la frontera con Tailandia. Podéis leer más sobre como cruzar esta frontera en nuestra entrada anterior. Aunque Siem Reap no tiene mucho que ofrecer aparte de los templos y el Museo Nacional de Angkor, tiene un centro muy animado y es el lugar perfecto para cenar, dar un paseo o tomarse unas copas después de un largo día visitando las ruinas de este antiguo asentamiento. Si a uno le gusta la marcha y las cañas a 50 céntimos puede alojarse en el centro, cerca de los Night Market y la Pub Street. Si en cambio se quiere dormir lejos del bullicio, lo mejor es quedarse en las calles un poco más alejadas del centro. Nosotros nos alojamos en el Adan World Hostel por 9 dólares en habitación con baño privado y desayuno incluído.

A continuación vamos a dar unos cuantos datos útiles relacionados con la visita a Angkor, aunque lo más interesante es vivirlo, es moverse por “esta ciudad” y descubrir por uno mismo la grandeza del Imperio Jemer. Es uno de esos lugares en los que, durante la visita, tenemos la sensación de transportarnos a otra época, a otro tiempo.

Los templos de Angkor abren todos los días desde las cinco de la mañana a las seis de la tarde. Existen tres tipos de entradas o pases: el de un día, el de tres días y el de siete días. La elección del pase dependerá principalmente del tiempo del que dispongamos pero también del modo en que vayamos a movernos. Si queremos recorrer todos los templos, un solo día no parece suficiente aunque se haga el recorrido en tuk-tuk. No obstante da tiempo de sobra a ver los templos principales y llevarse una idea de lo que fue Angkor en su día. Si uno quiere hacer la visita en bici, como fue nuestro caso, lo mejor es la entrada de tres días. Eso sí, en bici no se pueden visitar los templos más lejanos que se encuentran a más de 30 km del resto. Para visitarlos lo mejor es ir en moto o en tuk-tuk.

Existen dos rutas, la corta que pasa por los monumentos más importantes y la larga que abarca la totalidad de la ciudad. Y como hemos dicho anteriormente hay otros templos que se encuentran fuera de los límites de Angkor (como Banteay Srei y Beng Melea) y que se pueden visitar con el mismo pase.

- La ruta corta nos llevará por Angkor Wat, el templo más conocido cuya silueta aparece en la bandera nacional, por Angkor Thom en cuyo centro encontramos el templo de Bayón que destaca por sus torres con cuatro rostros que miran a los cuatro puntos cardinales y por el templo Te Prohm conocido por todos gracias a la película Tom Rayder.

- La ruta larga vuelve a pasar por los templos principales y llega hasta los que se encuentran más al norte y al este de la ciudad como Preah Khan, Neak Pean o Pre Rup.

Hay quien dice que uno de los mejores momentos para visitar el templo principal, Angkor Wat, es al amanecer y el atardecer. No esperes ser el único que ha tenido la idea, ya que a esas horas miles de turistas se congregan para ver el espectáculo. Nosotros dejamos el amanecer para los más madrugadores y sólo hicimos la visita al atardecer. Merece la pena aunque Angkor es bonito a cualquier hora del día.

Si nos interesa saber más sobre la historia del Imperio Jemer y el arte angkoriano lo más adecuado es hacer la visita con un guía. Los guías de Angkor están muy preparados y hablan (muy correctamente) infinidad de idiomas. La visita se puede hacer también en español. Obviamente, lo mismo se puede hacer con un buen libro o una buena guía. Por el camino nos encontraremos con camboyanos dispuestos a vendernos libros, guías, agua, fruta o todo lo que uno necesite. Dentro del enorme territorio que ocupan los templos hay muchos restaurantes callejeros y sitios donde saciar el apetito así que no hace falta preparar el bocadillo para la excursión (a no ser que queramos ahorrarnos unos dólares). Eso sí, no nos podemos olvidar de llevar una camiseta con mangas o un pañuelo para cubrirse los hombros ya que existe un “código de vestimenta” para visitar Angkor y si no se cumplen se nos puede negar el acceso a alguno de los templos tanto a hombres como a mujeres.

Otra cosa que se menciona en las reglas para visitar los templos y que nos gustaría destacar en Con uVe de Viaje es el hecho de no dar limosna ni caramelos a los niños. Podríamos extendernos en este debate durante párrafos pero principalmente es una práctica que los incita a seguir pidiendo y los disuade de continuar yendo a la escuela y luchar por un futuro mejor. Si somos observadores nos daremos cuenta que muchos de los niños que piden en Angkor son los hijos de los trabajadores de los templos. Eso significa que su padre o madre tiene un trabajo y que ese niño no tiene la necesidad de estar mendigando o trabajando. Por favor, seamos viajeros responsables.

Efrén jugando al tres en raya con una de la niñas de Angkor

De la belleza de esta ciudad que en su día fue tan grandiosa poco puedo contaros. Lo mejor es que lo veáis con vuestros propios ojos y para convenceros, aquí os dejamos una selección de nuestras fotos preferidas de la visita.

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