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  • Foto del escritorEfrén Con uVe de Viaje

Perú: que ver en dos semanas (2ª parte)


En la entrada anterior os contábamos la primera parte de nuestro viaje de un poco más de dos semanas en Perú. En el itinerario que nos marcamos por el sur del país, comenzábamos en la caótica ciudad capital de Lima, para luego continuar hacia el oasis de Huacachina, muy cerca de Ica, donde también visitamos las islas Ballestas y el parque natural de Paracas. Continuamos nuestro viaje hacia Cusco, la histórica capital del imperio inca. Allí, además de descubrir más sobre la cultura incaica, aprovechamos para descansar y también nos fuimos aclimatando a la altitud para emprender camino a píe hasta Machu Picchu, atravesando el paso de Salkantay, de más de 4600 metros de altura.

En esta entrada os contamos la siguiente parte de nuestro viaje en la que descubriremos las islas flotantes de los Uros, en el lago Titicaca. Recorreremos a píe el Cañón del Colca, donde buscaremos al cóndor gigante. Finalmente atravesaremos las llanuras altiplánicas andinas hasta llegar a la ciudad de Arequipa, desde donde subiremos un volcán de casi 6000 metros de altura. Esta fue nuestra aventura de algo más de dos semanas en Perú, y de aquí, a la frontera con Bolivia donde continuaría nuestro viaje alrededor del mundo. ¡Buen viaje uVe Viajeros!

En este mapa encontrarás (casi) todos los lugares importantes de los que hablamos

Islas de los Uros (2 Días / 1 Noche)

Tras regresar a Cusco de nuestra aventura en la Ruta de Salkatay, continuamos en un bus nocturno hacia Puno, en las orillas del lago Titicaca y muy cerca de la frontera con Bolivia. Sin apenas tiempo de pisar la ciudad, ya estábamos desayunando en el mercado de Puno acompañados de Richar, un amable peruano que contactamos por las redes sociales tras la recomendación de unos viajeros que conocimos días atrás. El motivo principal de llegar hasta aquí era visitar el lago Titicaca, que situado a más de 3800 metros sobre el nivel del mar, es uno de los lagos navegables más altos del mundo y uno de los mayores en extensión. Además la idea era llegar hasta las islas flotantes de los Uros y es ahí donde Richar jugaría un papel fundamental, ya que él pertenece a esta etnia ancestral de los Uros y sus padres, aún viven en las islas flotantes, en concreto en Winay Totora, que en idioma local significa totora eterna.

Cuenta la leyenda que los Uros, huyendo de los salvajes "colonizadores" huyeron de tierra firme en barcos de totora (especie de juncos lacustres) y se refugiaron en el lago. Con el tiempo desarrollarían la habilidad para construir las famosas islas flotantes. Para construirlas los Uros recortan las plantas de totora desde la raíz y las van uniendo creando una superficie habitable que flota sobre la superficie del lago. Sobre la misma y debido a la descomposición orgánica van continuamente depositando más y más de estos juncos (la propia descomposición de la totora también ayuda a la flotabilidad). Tanto sus casas como sus barcos también se siguen construyendo de este material y la vida de los uros se sustenta principalmente en la pesca aunque en la actualidad el turismo vivencial se ha constituido como el motor de la economía de los uros. En la actualidad en la bahía de Puno hay más de 80 islas de totora y la población esta aumentando en los últimos años debido al auge del turismo, por lo que nuestra recomendación es intentar buscar una familia auténtica, alejarse de los ruidosos tours en barco que atraviesan el laberinto de islas y ser conscientes de que los Uros no es un zoo al que se va en busca de una buena foto.

Cañon del Colca (3 Días / 2 Noches)

La mejor forma de llegar hasta el Cañon del Colca es desde Arequipa (aunque no la única) y hasta allí nos desplazamos desde Puno en otro autobús atravesando las llanuras altiplanicas andinas, donde pudimos ver volcanes de más de 6000 metros, lagunas y fauna variada, entre las que destacan las vicuñas, emparentadas con llamas, alpacas (también presentes) y guanacos (que veríamos en nuestro viaje por Chile en 2013) y aquí en Arequipa nos despediríamos de Oliver que regresaba a nuestra querida Asturias. Para llegar económicamente (15 soles) hasta el Cañon del Colca hay que preguntar en la terminal terrestre de autobuses por Cabanaconde (aunque todas las agencias de viajes organizan tours). En la ruta se sube a casi 5000 metros, por lo que mejor estar aclimatado si uno no quiere sufrir las consecuencias del mal de altura. Las mejores vistas están en el lado derecho de la marcha y se hace una parada en Chivay, donde el autobús se llena de gente local que va hacia los pueblos de la zona. Ya en Cabanaconde hay un puñado de alojamientos, unas pocas tiendas y varios restaurantes locales donde el menú ronda los 5 soles. En 2016, dentro del mismo autobús se cobraba una entrada turística de 20 USD (totalmente desproporcionado) que permitía entrar en el Cañon del Colca y en otras zonas cercanas. Los tours operados desde Arequipa hacen una parada en el mirador del Condor, unos kilómetros antes de llegar a Cabanaconde.

Tras hacer noche en Cabanaconde, comenzamos nuestro andadura por el Cañón del Colca que comprende una red de senderos bastante amplia que conviene llevar en un mapa para no perderse (recomendamos la app de maps.me). Nosotros hicimos un primer día de caminata bastante duro en el que recorrimos unos 22 kilómetros por caminos de tierra y polvo, pasando por pueblos en los que hay los servicios básicos. Nuestra ruta comenzaba hacia el mirador de San Miguel desde donde descenderíamos hasta el río Colca, que durante milenios a ido escavando este cañón, considerado el segundo cañon más profundo del mundo con unos 4000 metros de profundidad. Tras cruzarlo, repondríamos fuerzas en San Juan de Chucho y continuamos dirección a Malata desde donde se ve el Oasis de Sangalle, que eviatamos por ser lo más turístico del cañón, con un montón de alojamientos de todas clases. Tras llegar al mirador de Apacheta, donde vimos nuestro primer cóndor a lo lejos, descendimos hasta Llahuar para pernoctar en el Llahuar lodge que está junto al río Colca y tiene unas piscinas naturales de aguas termales. Al día siguiente, regresamos desde el fondo del cañón hasta Cabanaconde, en una agotadora caminata en la que salvamos más de 1200 metros de desnivel en menos de 10 km y esa misma tarde continuamos de vuelta hacia Arequipa en bus público.

Arequipa (4 Días / 3 Noches)

Ya de regreso en Arequipa, aprovechamos para descansar y planificar nuestro cruce fronterizo hacia Bolivia. Con calma visitamos la ciudad, con bonitos edificios coloniales y uno de los mercados más colorido e interesante del país. Además Efrén no quería irse del país sin escalar un volcán y el omnipresente cono volcánico El Misti de 5822m fue el elegido. En Arequipa hay cientos de empresas de turismo que organizan, entre otras cosas, excursiones a los cercanos volcanes. Tras consultar varias y leer que realmente todas subcontrataban los servicios a dos agencias principales, Efrén contrató un tour para el día siguiente. Además del guía, los 55 USD del precio incluyen el alquiler de la carpa, donde pernoctaríamos a 4900 metros de altura, polainas, guantes, bastones, comida y desayuno y los traslados desde Arequipa hasta la base del volcán. La mala calidad de los servicios turísticos en Perú son más que conocidos y en esta ocasión el guía (Efrén subiría al volcán con una pareja de irlandeses) hizo más que honor a esta tradición y en esta ocasión, recomendamos que os aseguréis bien de qué contratáis y con quién lo hacéis (la crítica detallada puede leerse en tripadvisor).

Mientras tanto Carmen aprovechó el tiempo para disfrutar de Arequipa y de nuestra habitación en el hostal Bothy Backpacker que por solo 15€ incluía una bonita habitación con baño privado y con vistas al volcán El Misti. Desde aquí solo nos quedaba continuar nuestro viaje hacia Bolivia y para lo mismo tendríamos que hacer una noche extra en Puno, desde esta ciudad continuamos en autobús hacia Copacabana (ya en Bolivia) desde donde continuaríamos nuestro periplo alrededor del mundo.

Conclusión sobre Perú

Después de tan solo 15 días en el país nos fuimos con una sensación un tanto agridulce. A pesar de que conocimos gente genial como Lili, Edgar y algunos otros, realmente la mayor parte de los peruanos con los que tratamos, especialmente los que trabajan en agencias de viajes, tratan al viajero de una manera que deja mucho que desear, preocupándose más de sacar la mayor cantidad de USD posibles que de ofrecer un buen servicio, ser hospitalarios o simplemente amables. Con esto no pretendemos criticar al peruano, sino más bien hacer una crítica hacia lo que el turismo de masas, que tanto sufre este país, esta haciendo sobre la población. Un país con tanto potencial debería intentar controlar de manera más efectiva todos los servicios que ofrece, ya que al menos en nuestro caso, la experiencia podría haber sido mucho mejor.

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