Ulán Bator sería nuestro campamento base durante nuestra estancia en Mongolia. Capital del país, la ciudad no es buena embajadora del mismo, llena de tráfico y contaminación Ulán Bator (UB de ahora en adelante) alberga un tercio de la población total de Mongolia y es el principal centro de trabajo para los jóvenes del país. La rápida expansión de la capital ha llenado los suburbios de yurtas y casetas que se calientan con miles de cocinas de carbón, lo que cubre la ciudad de una nube de humo durante el invierno, alejando UB de la belleza natural del resto del país.
Sin embargo la ciudad ofrece al viajero alguna que otra visita interesante. Nadie deja UB sin pasar por el templo Gadantegchinlin o la céntrica plaza de Gengis Kan (anteriormente llamada plaza Shukhbaatar). También es interesante visitar el Palacio de Invierno a las afueras de la ciudad o el Monumento Zaisan así como el mercado Naran Tuu también conocido como Black Market en el que uno puede encontrar de todo, desde una montura para caballo hasta lo necesario para montar su propio ger o simplemente unas botas nuevas.
Y para quien desee descubrir la historia y cultura del país le recomendamos visitar el Museo Nacional de Mongolia. Es suficiente con reservar un par de horas para recorrer las nueve salas dedicadas a los distintos periodos de la historia del país. Una de las salas más impresionantes es la dedicada a los trajes tradicionales de los distintos grupos étnicos de Mongolia.
A pesar de no ser una ciudad especialmente bonita, UB es un lugar de reencuentros. Todos los viajeros pasan por ella en algún momento en su visita a Mongolia ya sea antes o después de un viaje al norte para conocer a los Tsaatan, criadores de renos, al oeste para descubrir a los Khazars, cazadores de los águilas o como fue nuestro caso, antes de pasar unos días con los nómadas del desierto del Gobi. Los albergues de UB son centros de intercambio de información y experiencias. Escuchar a los viajeros que vuelven de diferentes puntos del país, te hace soñar despierto. Recordaremos con especial cariño la mirada de Jonas al volver del norte tras pasar siete semanas con criadores de caballos. Contaba cada historia y anécdota con tal energía y detalle que creo por un momento haber visto en persona a los niños nómadas correr a lomos de sus caballos cantando las canciones tradicionales…
Los otros viajeros también te pueden dar consejos de qué hacer y de qué no, pequeños trucos o astucias o simplemente detalles culturales para estar bien preparado antes de emprender el viaje. Esperamos en algún momento de este viaje volver a encontrarnos con Jonas, Laura, Jordi, Elodie, Andrea, Fabricio, Roni o con cualquiera de los viajeros que conocimos en UB. Todos encantadores. La sensación que tuvimos en UB no se tiene en cualquier albergue de cualquier ciudad, dónde los viajeros van más a su aire y tienen menos tiempo y ganas de compartir experiencias y ayudarse.
Nosotros nos alojamos en dos albergues diferentes, el Town Yard, regentado por una familia local y el SunPath, que organiza tours y con los que nos fuimos al Gobi una semana. Del primero el mejor recuerdo que guardamos es toda la gente que conocimos, pero sin duda recomendamos el segundo, más calentito y confortable.
Desde un punto de vista práctico UB no es una ciudad cara, los buses urbanos cuestan 500 tugriks y se puede comer fácilmente por 5000 (2,2€ actualmente). Además la mayor parte de la ciudad se puede recorrer a pie. La capital mongola cuenta con consulados, embajadas, centros comerciales y todo tipo de tiendas y oficinas. Nosotros, por ejemplo, aprovechamos nuestra estancia aquí para solicitar el visado chino y hacer algunas compras. Quién más quién menos acaba pasando por el State Department Store para hacer algunas compras, sacarse unas fotos de carnet o simplemente resguardarse del frío.
Termino esta entrada recordando nuestros últimos momentos en UB en el piso 23 de la Blue Sky Tower, disfrutando de unas vistas maravillosas de la ciudad junto a otros viajeros encontrados en el camino.